La corriente del Golfo, responsable de 'calentar' a Gran Bretaña durante el invierno, está desacelerando su accionar más rápidamente que en cualquier otro momento del último milenio, según los registros de un estudio climatológico.
Los resultados del estudio indican que los niveles de agua dulce y fría, fluyendo hacia el océano Atlántico, se han elevado a causa del derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia, lo que consecuentemente ralentiza el impulso de la corriente hacia el norte.
Al ser el agua dulce más liviana que el agua salada, tiende a permanecer sobre la superficie del océano, afectando directamente al natural proceso que trae agua caliente, desde el ecuador, hacia el extremo norte del Atlántico.
Más aún, el estudio revela que el Atlántico Norte es la única región planetaria con un drástico descenso de su temperatura. Durante el 2014, el año más caluroso en la Tierra desde que se registra este dato, la región del Atlántico subpolar ha sufrido un frío cada vez mayor.
Los científicos se encuentran preocupados por esta ralentización de la corriente del Golfo, puesto que podría significar un "punto de inflexión" para el planeta. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático estima que existe un diez por ciento de posibilidades de que la corriente del Golfo se detenga completamente hacia el año 2100.
El noroeste de Europa sufriría entonces graves consecuencias, entre las que se destacan inviernos más crudos y veranos de sequía extrema, ocasionando a la postre una cadena de efectos adversos sobre las corrientes oceánicas de todo el mundo.
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