- En 2012 ardieron 216.893 hectáreas, una extensión equivalente a la provincia de Vizcaya
- De los 15.978 incendios ocurridos en España, más de nueve mil fueron intencionados
- Valencia encabezó el ranking por comunidades autónomas: 56.931 ha calcinadas
- En Galicia el fuego continúa siendo un recurso principal de la gestión del monte
Marcos García Rey / Hugo Garrido /Juan Elosua
“Estamos acostumbrados a tratar con grandes incendios forestales, es un problema inherente al verano y a nuestra tierra”. Quien así habla es Raúl Quílez, técnico responsable de la extinción de fuegos en la provincia de Valencia y considerado uno de los mayores expertos de España en su materia. Asegura que al igual que en otros países de la cuenca mediterránea y en regiones que tienen un clima similar –Australia meridional, California-, “el problema es trasladar la concienciación a la ciudadanía de que esto es así y que va a seguir siendo así siempre, la Historia nos lo está diciendo”.
La historia particular de 2012, el último año con datos fiables, remite a otros tiempos fatídicos del siglo pasado y viene a corroborar las tesis de Quílez. Un verano extremadamente cálido y seco favoreció que fuera el peor año en términos de superficie forestal calcinada en lo que llevamos de siglo XXI. Ardieron 216.893 hectáreas (ha), una extensión equivalente a la provincia de Vizcaya. Desde 1994, cuando se quemaron 438.000 ha, no se habían conocido cifras tan devastadoras. De los 15.978 incendios ocurridos, más de nueve mil fueron intencionados.
La Comunidad Valenciana sufrió especialmente el rigor de los incendios veraniegos y encabezó el ranking de las regiones más castigadas por superficie: 56.931 ha calcinadas. Sólo el iniciado el 28 junio de 2012 en Cortes de Pallás, interior de Valencia, quemó 28.879 ha. Se convirtió así en el segundo más grave del siglo XXI después del siniestro de Río Tinto (Huelva), que en 2004 hizo arder 29.867 ha.
El noroeste peninsular, zona donde el fuego se sigue usando por una parte de sus habitantes para gestionar el monte, renovó su condición tradicional de liderar la lista de número de incendios por Comunidades Autónomas: 3.794 sucedieron en Galicia, 2.246 en Asturias y 2.603 en Castilla y León, donde sólo en las provincias de León y Zamora hubo 1.219 siniestros. “La cultura del fuego sobrevive y el hecho es que en Galicia se sigue utilizando como se hacía en el Neolítico para abrir pastos y otros fines”, señala con desazón Xosé Santos, agente forestal orensano.
El hombre es el autor de la mayoría de los incendios
Las diversas actividades humanas en el medio rural y las acciones interesadas de una parte de la poblaciónprovocaron el 87 por ciento de los fuegos. De los 15.978 incendios ocurridos en 2012, la mano del hombre fue la responsable de un mínimo de 14.132 –1.500 son por causa desconocida- y más de nueve mil fueron intencionados. Entre estos últimos, está documentado por fuentes oficiales que al menos 2.888 fueron provocados por pastores y ganaderos para regenerar el pasto; 2.854 por campesinos para eliminar matorral y residuos agrícolas; 4oo obrados por pirómanos; 211 con objetivo de facilitar la caza; o 143 originados por venganzas.
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